Frágil
recuerdo de astuto intento.
Tibio
el mensaje que en el mar pierdo.
Inofensivas
decisiones me juzgan
esperanzadas
en hacer lo correcto.
Cambiando
cursos de vida enteros.
Y
el mío aquí, congelado en la prudencia.
En el vacío de la inercia.
En
medias tintas nada entiendo
Y
me niego a escribir con sangre lo que siento.
A
muchachas como yo suele ser obvio.
A
instantes como tú se vuelve complicado.
No
miraste en realidad
cuando
me hablaste despacio.
No
sabías quien era yo ni lo que habías provocado.
Apura
el paso
Déjame
atrás sin futuro ni pecado.
Frena
el agua que por derecho es tuya,
ahógate
en el desierto.
La
razón es el espejismo más bello.
Soy
apatía en tus vientos
Soy
altura sin tu vértigo
Ahora
tibio insulto
a
esa flecha que lanzaste
desde
tu castillo andante
a
este corazón etéreo.
Un
juego.
Darle
al blanco de la oscuridad.
A
ese brillo de tu azar.
Fían
osados recompensas de piedra
aunque
al final el carbón también se quema.
Quién
podrá decirme
Qué
razón tomé
Para
inaugurar promesas.
Para
desear ahora
Lo
que no comprenderías.
Qué
ironía, puesto que estas dos vidas mías
Se
contradicen en sueños de otoño
En
cálidas camas conocidas.
Astuto
es cierto,
tu
serio y casi verdadero intento.
El
amor no es juego.
Y
has decidido ganar a toda costa.
Un
aplauso por tu desempeño.
Por
tu voluntad de hierro.
Pues
la flecha que arrojaste atrás sin mirar
Ha
dado en el blanco de mi obscura soledad.
Ha
hundido el veneno de dudar.
Tú
eres caballero andante
probando
tu honor a cada instante.
Yo
soy la lluvia enamorada de tu pelo.
Soy
la bruja de todos los cuentos.
Un
adiós cuando no obtuviste lo que
tristemente
era sólo tu intento.
Al
mar regreso y espero
Que
las olas del destino
Me
lleven hacia otros desiertos.
Adiós
mi bello intento
Adiós
caballero.